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LOBO ESTÁ / Puesta en público de procesos Colaboratorio # 3

Desde: octubre 31, 2019.
Hasta: octubre 31, 2019.
Horario: 5:00 pm — 9:00 pm.

Colaboratorio # 3

Entre la artista María José Arjona y los artistas residentes de Escuela FLORA 2019: Carlos Alfonso, Joan Bennassar, Valentina Díaz, Dania González, Melissa Guevara, José Olano, Melissa Pareja, Omar Ruíz, Stephanie Quirola, Daniel Santiago Salguero, Kyle Tryhorn, Daniela Argüelles Gómez (curadora en residencia);  AMAZONAS: Antón Ceballos, María Daniela Rojas, Jenny Toro, Elisa Triana y Alfonso José Venegas e investigadora en residencia: Cristina Consuegra

Segunda puesta en público de procesos del Colaboratorio:
Día: jueves 31 de octubre de 2019
Hora: 5:00pm a 9:00pm
Lugar: FLORA ar+natura / calle 77 #20C-48
Acceso: entrada libre para todo público (se propondrán recorridos por el espacio público, por lo que se recomienda que los menores asistan en compañía de sus padres)

 

LOBO ESTÁ 
Futurología, aullidos y conjuros 

Llegar a este momento de cierre de colaboratorio, el 31 de octubre, y asegurar que el LOBO ESTÁ; no puede sino sugerir múltiples lecturas sobre un proceso, que es más bien la unión de cuerpos gracias a un recorrido que no finaliza en este instante. Es una suerte de azar, de conjunción de astros, de fuerzas, de movimientos y temporalidades que sin un objetivo, logran trasformar el momento en múltiples preguntas.

En Mil Mesetas, G. Deleuze y F. Guattari, dedican la totalidad de un capitulo (uno o varios lobos) a entender la estructura de una manada como modelo de convivencia grupal en donde cada uno de los miembros depende -ya sea por afinidad u oposición- de su adscripción identitaria, emocional o afectiva a dicho grupo. Al fin y al cabo, un punto de partida que permite un análisis de lo social donde lo colectivo deviene fundamental para entender el complejo sistema de relaciones que nos sustenta. Pero hablar de colaboratorio como lugar desde el cual esa pluralidad de cuerpos materializa sus producciones afectivas seria convertirlo en otro espacio más en donde esas mismas relaciones se ven sujetas a un formato y también a una estructura de control. Plantear el encuentro para desdibujar y deslindar la práctica artista de las operaciones que regulan los cuerpos y también los encuentros, es propiciar recorridos sin mapa en donde cada miembro de la manada pueda, de formas menos descifrables, establecer sus propios dispositivos de comunicación con el otro y también, sus propias estrategias de fuga. Aseverar que el “LOBO ESTA”, es un gesto de gran importancia en este momento. Al afirmar la presencia del animal, nos hace pensar también en la necesidad del bosque como metáfora de lo que está afuera de, de eso que permanece nómada y libre. Re-significar la naturaleza es también la tarea de la experiencia de la misma, aun cuando la que conocemos, perece. La fecha, el 31 de octubre,  también nos lleva a pensar en otros cuerpos, en otra luz, en otros actos que pueden ser unificadores y que, en alianza con entidades del más allá, re-establecen el camino entre los mundos.

Los 3 meses de repositorio, nombre que retomo de la ciencia para mejor hablar de un espacio -no necesariamente físico- de convergencia, se iniciaron con una serie de preguntas en torno al paisaje, al tiempo, al recorrido. Muchas veces se gestaron de manera física, a través de caminatas o juegos, y otras en video y de manera escrita. Las respuestas, más allá de volverse objetos expositivos, indican una serie de visiones del mundo y estados de cuerpo, que a través de un ordenamiento personal y singular de materias, convierten la pregunta en punto de encuentro y la respuesta en transición. Cada acontecimiento que ocurre, gracias al encuentro de los cuerpos pero más allá de ellos también, demanda una visión oblicua para poder rescatar al acontecimiento mismo de convertirse en evento cualquiera. Reducir un acontecimiento a una temporalidad, es privarlo de su potencia enunciativa, y entonces, sugiero “ver” desde ese lugar en donde sea posible vislumbrar el futuro; por eso la celebración, por eso el parque y la calle, y los conjuros y las cartas de tarot; por eso los cuerpos y no los objetos, por eso la escritura, los lobos, el llamado por el bosque, la cocina, el camino sin retorno.

Al iniciar esta búsqueda por lo colectivo sugerí el encuentro como pregunta y las respuestas de los artistas, poco a poco, se inscribieron en esa búsqueda como transiciones que permiten un juego, que a manera de un Uróburos, se agencia y se transforma a sí mismo para dar cuenta de un proceso indefinido. Lo asombroso es haber corroborado que cualquier acción vinculante esta siempre circundada por tensiones que tienden a liberar lenguajes más allá de lo narrativo y normativo. Que los espacios físicos son también lugares de agencia y como tal, y en medio del estado de las cosas, deben suscitar experimentos sociales y de cruce sin perder de vista la importancia del cuerpo y de los cuerpos, más aún cuando en el cuerpo y en los cuerpos, se inscribe y se archiva -a manera de coreografía- el acontecimiento y las cosas.

“Al  igual  que  el  cuerpo,  al  igual  que  la  subjetividad,  el  archivo  es  dispersión, expulsión,  derrame, diferenciación; una  esfumación, una formación y una transformación de enunciados  en  acontecimientos,  de  cosas  en  palabras, y de elementos virtuales en reales (y viceversa). Si en “La arqueología del saber” Foucault se preocupa ante todo del análisis de las transformaciones sistemáticas sufridas por los “enunciados” y las “prácticas discursivas” (1972: 135), su argumentación sobre el archivo incluye momentos en los que hacen aparición las prácticas corporeizadas, y en los que la identidad y la subjetividad son claramente invocadas como esenciales para en el sistema de transformación del archivo. En este sentido, Foucault menciona  cómo  el  archivo  “disipa esa identidad  temporal en la que nos  gusta contemplarnos a nosotros mismos” y “establece que somos diferencia”»

Este repositorio da cuenta de un proceso que sucede/acontece de manera menos visible y más sutil y que es accesible a través del cuerpo y de la experiencia misma de los encuentros. Por eso la importancia de este texto. Porque a través de esta tecnología -la escritura-, es posible hacer visible la coreografía que orquesta la creación de una manada y revelar el único lugar al que se  puede arribar: ser uno entre tantos lobos. ¿Y por qué esto es importante? Porque conlleva y entraña una transformación emocional del espacio y el tiempo a través del movimiento y también una deformación de la realidad cotidiana donde el desplazamiento a un lugar distinto (el viaje), o el desarrollo de una acción ajena a lo habitual, suscitan un grado de intensidad capaz de alterar, aunque sea por un tiempo finito, nuestra relación con el entorno inmediato.

María José Arjona

El Colaboratorio es apoyado por el Ministerio de Cultura, a través del Programa Nacional de Concertación Cultural.