Jonier Marin: Amazonia Report, 1976
La relación de Jonier Marin con la Amazonía data de finales de los años sesenta, cuando, inspirado por el espíritu revolucionario de ese mayo francés del 68, decide dejar sus estudios de Arquitectura en la Universidad Nacional de Bogotá y, con recursos mínimos, viajar al Festival de Teatro de Nancy cruzando la selva para embarcarse hacia Francia desde un puerto brasileño. Tras atravesar la selva por vía fluvial y terrestre, llega a Brasil. Se establece en Río de Janeiro y trabaja allí por dos años (realiza una primera exposición en Copacabana); finalmente viaja a Europa en 1971. En Francia, Suiza y Alemania visita museos etnográficos y se familiariza con el pensamiento y la práctica de pensadores como Lévi-Strauss y Paul Rivet. En 1972 asiste a la Documenta 5 en Kassel curada por Harald Szeemann, y constata que las distinciones entre alta y baja cultura se han roto y que un nuevo arte, de alcance global, se ha establecido irrevocablemente. Entra en contacto con algunos de los artistas que participaron en esta versión mítica del evento: Joseph Beuys, Marcel Broodthaers, Ben Vautier, Nam June Paik, y Christo, entre otros. En 1976 viaja de nuevo a Brasil a través de la selva amazónica y en Sao Paulo le propone a Aracy Amaral, entonces directora de la Pinacoteca del Estado de Sao Paulo, una muestra con los resultados de su viaje. La exposición Amazonia Report es presentada en octubre 1976 con la curaduría de Amaral. Esta exposición introduce tempranamente el inagotable tema amazónico en el arte contemporáneo: según Marin ”es la primera exposición a abordar en un todo aspectos etnológicos, sociológicos y puramente creacionales del arte inspirado en la Amazonía, parte ya adelantada por la presencia en incontables museos de la obra del nativo de estas regiones (Tikuna, Xingu, Caduveo…), obra tan rica en materiales y aireada de conceptos referenciales, que nos sorprende por su actualidad y riqueza emocional.”
Esta exposición, ahora en 2016, reconstituye parte de la muestra que Marin (radicado en Europa desde los años setenta) realizó en la Pinacoteca hace 40 años. Incluye fotocopias intervenidas, collages y fotografías de la época, ediciones realizadas en años posteriores, una creación volumétrica basada en la original —no conservada— y la instalación Hylea, reconstituida a partir del esquema original del artista. La serie de dibujos Sin título está relacionada con La Vorágine de José Eustasio Rivera y el reporte de Roger Casement sobre la explotación de los indígenas amazónicos por las empresas caucheras, entre otros relatos. Buena parte de la muestra consiste en fotocopias de libros y documentos referentes a los pueblos de la selva, intervenidas sutilmente con lápiz de color, estampillas y plumas (los bordes quemados no son intencionales, sino el resultado de un incendio —el año del eclipse, 1999— en donde Marin casi pierde todo su archivo).
La serie Proteja la Amazonía consiste en estampillas colombianas con ese lema, pegadas sobre fotocopias de imágenes diversas de los pueblos de la selva; la serie Putumayo, compuesta por fotografías y documentos intervenidos, toca asuntos de paisaje, territorio e identidad. Algunos de los collages se refieren a la mirada occidental sobre lo que llamamos convencionalmente el otro: la foto de una mujer indígena con el pecho desnudo es etnografía; la de una mujer caucásica, pornografía. En un sentido más amplio, la selva amazónica ha sido para los exploradores europeos una suerte de “otro” botánico, que representa simbólicamente un estado natural primigenio ya perdido en el viejo continente. Otras obras se refieren al dramático corte, simbólico y real, que la autopista transamazónica significó para las comunidades de la selva: una pareja indígena fundida en un abrazo es violada por la cinta de tierra roja que atraviesa el territorio.
La serie de fotografías intervenidas Proyecto Sao Paulo (Rascacielos. Agresión verde) se presenta en su totalidad. La savia de los árboles parece reclamar su lugar en la ciudad que reemplazó a la selva talada, chorreando como sangre verde sobre las fachadas de edificios modernistas.
La muestra original incluyó una serie de esculturas realizadas combinando objetos encontrados durante el viaje como un radio, un bombillo, un hacha y trastos de cocina (que testimonian el proceso de colonización), con materiales y elementos propios de la selva como tierra, madera, hojas y plumas. De las esculturas originalmente realizadas para Amazonia Report sobrevivieron sólo Abstracto y concreto, un montón de plumas atrapadas en una placa de cemento, y Legal o no, un rollo de alambre de púas atravesado por flechas en sus costados, que forman parte de la colección de la Pinacoteca en Sao Paulo. Las demás no subsisten; se reconstituye en esta ocasión, bajo instrucciones precisas del artista, la obra Producto (árbol cubificado), un cubo de madera aserrada sobre un tronco vertical aún con su corteza; esta obra pone en contigüidad la naturaleza y su elaboración cultural y evoca el asunto de la deforestación, que en 1976 ya había comenzado pero que aún no tenía las enormes proporciones de hoy en día.
La instalación Hylea (espacio-poema) toma su título del nombre dado por Alexander von Humboldt, gran explorador de estas regiones, al espacio enmarañado cubierto por el techo vegetal, en donde, en palabras de Marín, “un mundo que nos es ignorado produce jugos y savias, sangre y música donde entran como espadas por entre el follaje los rayos de luz de una contienda cósmica”. Llamado “ambiente” cuando fue propuesto originalmente (el término “instalación” aún no entraba en el léxico del arte), Hylea propone una escena selvática posterior al contacto: “sobre tierra reseca goteaba una gota de agua de un tarro viejo situado arriba; por tierra, marcando su presencia como para siempre, la huella de una llanta enorme, y por el aire, guirnaldas de plumas azules de Arará. Un neón verde en un rincón sobre terrones de materia vegetal. En fondo sonoro, apartes de las Bachianas brasileiras de Villalobos…” Presentamos asimismo fotografías de la instalación original, tomadas por el fotógrafo brasilero Gerson Zanini, junto con los textos de Amaral y Marin para el catálogo de 1976, y un texto de Aracy Amaral escrito especialmente para esta muestra: un Reporte de la Amazonia que evidencia, en cifras y datos, el grado de destrucción de la selva en las cuatro décadas que han pasado desde la muestra en la Pinacoteca.
El trabajo de Marin, del cual presentamos acá apenas un proyecto puntual, es parte de su active work y es simultáneo a otras propuestas importantes de artistas contemporáneos latinoamericanos y europeos sobre este mismo tema como Video Trans Americas de Juan Downey (quien vivió en la Amazonía en 1976) y El origen de la noche: cosmos amazónico de Lothar Baumgarten, por citar apenas dos ejemplos relevantes. Marin retomó el tema amazónico en exposiciones posteriores como Amazonía en el Museo La Tertulia en Cali en 1981, Amazonía en el Museo de Arte Moderno de Medellín (1981), Wild Zones en la galería Vincy en Paris (1983) y Amazonía en Kana Gallery en Berlín (1987), así como en en performances (obra activa) en la Candelaria, Bogota (1980), la Bienal de Coltejer en Medellín (1981) y en el Americas Society en Nueva York (1982).
Esta exposición no se nutre de la nostalgia; la intención de presentar este documento de época es la de señalar la presencia en el plano internacional de un artista colombiano actuando por su propia cuenta en los inicios de una mundialización que iría a agotar de manera irreversible los recursos necesarios para el equilibrio ecológico de esta región, y de reinstalar su temprano señalamiento en un presente que ha confirmado con creces lo que la muestra de hace cuatro décadas apenas insinuaba: la destrucción sistemática de la selva amazónica, “pulmón verde del mundo”, y con el ecosistema natural, las sociedades que viven en el, con el y de el.
José Roca, 2016
Agradecimientos:
Galería Henrique Faría, Nueva York
Aracy Amaral
Paulo Portella Filho
Pinacoteca del Estado de Sao Paulo
Ana Maria Zanini